En 1981, las familias Pereyra y Cagnola denunciaron la desaparición de Eduardo y de Liliana embarazada, y comenzaron una búsqueda que se extendió por muchos años. Gracias al trabajo de investigación de Abuelas, en conjunto con la Comisión Hermanos de la agrupación H.I.J.O.S, finalmente se logró dar con el paradero del joven. La justicia ordenó una medida para obtener muestras de ADN de sus pertenencias y el 8 de septiembre de 2008 el Banco Nacional de Datos Genéticos confirmó que se trataba del hijo de Liliana y Eduardo. Su padre continúa desaparecido.
Hilario Cagnola Pereyra
- ADN: 8 de septiembre, 2008
Nació en febrero de 1978 durante el cautiverio de su madre, Liliana Carmen Pereyra, en la ESMA. Había sido secuestrada en Mar del Plata junto con su esposo, Eduardo Alberto Cagnola, en la pensión donde ambos vivían. Permanecieron detenidos en la Base Naval de Buzos Tácticos de esa ciudad, hasta que la joven fue trasladada a la ESMA para dar a luz. Según testimonios de sobrevivientes, Liliana estuvo en la denominada "pieza de las embarazadas" y a su niño, con el que pudo compartir unos diez días, lo llamó Federico. Liliana fue asesinada el 15 de julio y su cuerpo fue identificado por el Equipo Argentino de Antropología Forense en 1985 en el Cementerio de Mar del Plata.
La familia de Federico Cagnola Pereyra
19775 de octubre
Desaparición de la madre
20088 de septiembre
Restitución
95Número de caso resuelto
"A los chiquitos los robaban"
Liliana nació el 1° de septiembre de 1956 en la ciudad de La Plata. Su familia la llamaba "Lali". Eduardo el 12 de diciembre de 1954 en Chacabuco, provincia de Buenos Aires. Sus amigos le decían "Mocho". Comenzaron su militancia en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) e integraron la organización Montoneros. En 1977, se mudaron a Mar de Plata, donde fueron desaparecidos.
Mientras, Coqui, la madre de Liliana, con otras Abuelas de La Plata empezaron a buscar por los juzgados, comisarías, ministerios y casas cuna de toda la provincia, y así se iban encontrando con otras mujeres en su misma situación, pero ninguna respuesta. Coqui fue pieza fundamental de nuestra Asociación, poniendo su esfuerzo en la búsqueda de todos los nietos, hasta que pudo encontrar al suyo.
"No podían negar lo que estaba pasando, que a las mamás las mataban y a los chiquitos los robaban", declaró Coqui durante el juicio en el que se investigó la apropiación de su nieto. "Encontrar a mi nieto fue lo más importante que me ha ocurrido, no solo por el amor que le tengo, sino porque desde que desapareció mi hija me juré que no iba a parar hasta encontrarlo", afirmó.
Jorgelina Azzarri de Pereyra
Noticias relacionadas
Ayudanos a contar esta historia
El proceso de restitución
Cómo acompañan las abuelas el proceso y la vinculación con otros organismos del Estado.
¿Cómo es el proceso de restitución?